Karen Knorr y su visión de las Fábulas

«We love when fables by Jean La Fontaine come true…»

¿Y quién es el tal La Fontaine y qué tiene que ver todo esto con la foto?

Empezaré por decir que Jean La Fontaine fue un gran poeta francés que escribió más de 200 fábulas. Sus cuentos y relatos fueron inspirados en Bocaccio, en Margarita de Navarra y en Antoine de La Salle. Sin embargo LaFontaine introdujo numerosas variaciones a dichos escritos y los dotó de un agudo sentido del humor. Sus primeros seis libros respetaron los modelos y las formas tradicionales, pero más adelante La Fontaine trató los argumentos cada vez con mayor libertad, de modo que los viejos textos resultaron transformados y renovados.

Y aunque muchos consideran que no inventó nada, que sólo se basó en fábulas antiguas ya existentes, LaFontaine fue capaz de escribirlas en un lenguaje llano, entendible para la gente de la época. Fue capaz de escribirlas con su voz. La propia.
Ese el meollo de todo este asunto, ¿quién dice que ya todo está dicho?
En fotografía como en todo en esta vida, la cosa es buscarle y darle hasta pegarle. Inspirarte, ver el trabajo de los demás, estudiarlo, discutirlo, apoyarlo, o de plano contradecirlo, para que al final uno cree su propia visión, su propia historia, dictada por la propia voz.

Karen Knorr  

Karen Knorr nació en Alemania y se crió en San Juan, Puerto Rico en la década de 1960. Terminó su educación en París y Londres.
En su serie Fábulas (2004-2008), Knorr mezcla la fotografía analógica y digital y juega a reconfigurar cuentos y fábulas de Ovidio, Esopo y La Fontaine mezclándolos con la cultura popular, dentro de los museos y sitios patrimoniales. Ella fotografía animales vivos y muertos dentro de zoológicos, reservas naturales  y museos, logrando que cuando uno vea sus imágenes se genere una sensación de incongruencia al ver a estos animales fotografiados juntos.

 

Las Fábulas se vuelven realidad… 

Como sabemos, el objetivo habitual de la fábula es enseñar una moraleja. Los animales en las fábulas hablan metafóricamente de la locura humana. Sin embargo, el trabajo de Karen Knorr tiene otro objetivo. En su serie “Fábulas» los animales no se visten para parecerse a los seres humanos ni para ilustrar la buena moral.

Ellos vagan en total libertad dentro del territorio humano, osease el museo. Van avanzando en su dominio del museo y de otros santuarios culturales, que generalmente prohíben su entrada, llamando la atención a la existente separación entre naturaleza y cultura.

Sin embargo, Karen Knorr muestra como el animal sigue siendo, un extraño para el contexto en el que se inserta. Por un lado la naturaleza en bruto, y por el otro, el sitio cultural que permite su entrada sólo en forma de una representación. Y aunque pacífica, la intrusión de los animales, perturba a la institución. El trabajo de Knorr pone en relieve el carácter «anti natural» del museo.


Los animales se muestran como en casa y ocupan las habitaciones libremente. En su elección de trabajar con las salas de los museos, Karen Knorr actúa como el flautista de Hamelin al traer animales de otros sitios para unirse a los animales que ya residen dentro del museo.


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